Una vez más, en 2017, la Bienal reafirmó su asociación con su primer socio internacional, ONU-HABITAT, que co-organizó los dos talleres internacionales de este año dedicados al tema de la cooperación internacional a raíz de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y De la Nueva Agenda Urbana. Se renovaron las alianzas ya establecidas, empezando por la organización de Ciudades Unidas y Gobiernos Locales y la Ciudad de Bogotá, y se dio la bienvenida a las nuevas, que van desde arquitectos innovadores, planificadores. Académicos y funcionarios de la ciudad que aportan experiencias de Japón, India, Colombia, Guatemala, Polonia, Suecia, España, Reino Unido, Sudáfrica, Estados Unidos, los Países Bajos y la Unión Europea.
Uno de los puntos clave de esta edición de la bienal fue la “superación de las barreras”. Tratamos de romper la barrera del idioma ofreciendo interpretación simultánea en todas nuestras sesiones plenarias; Las barreras físicas, prestando especial atención a la accesibilidad del espacio público con respecto a personas en condición de discapacidad; Las barreras de género, haciendo hincapié en la importancia de crear ciudades que tengan una dimensión multigeneracional; Obstáculos disciplinarios como los de planificación, diseño y participación popular; Barreras de comunicación, entre el espacio público físico y virtual; Barreras sociales entre la injusticia y la igualdad; Y las barreras del conocimiento, al intentar redescubrir una noción compartida de espacio público a raíz de la definición clásica e internacionalmente aceptada de la Carta del Espacio Público.
Pero tal vez la barrera más inesperada que de alguna manera "colapsó por sí misma" en estos tres últimos días fue el muro entre el ámbito "nacional" e "internacional". Podemos ver esto a partir de la hermandad de visión, si se quiere, que surgió de las conclusiones de los talleres sobre cooperación internacional y de los otros 24 talleres temáticos organizados por la Bienal. Palabras similares hicieron eco en diferentes salas donde se hablaban diferentes idiomas, y se trataba de romper barreras adicionales: barreras institucionales, tanto verticales como horizontales; Barreras conceptuales, entre conveniencia, diversión y belleza; Y sobre todo la barrera entre hacer las cosas de la manera habitual y aceptada o aplicar nuevos enfoques que vean a los convencionales "beneficiarios" del espacio público en el lugar de conducción del redescubrimiento, la invención, la creación y el disfrute.
La puerta no está cerrada y las barreras están abiertas. Incluso en esta área, podemos escuchar nuestras voces. Nuestra Bienal será una voz más, tanto en el debate nacional como internacional, sobre cómo alcanzar y medir un hito sin precedentes: la incorporación del espacio público como parte integral del desarrollo sostenible.
Redactado en Roma por Pietro Garau y compartido con Laura Petrella, ONU-Hábitat, en la sesión final de la "Bienal del Espacio Público", 27 de mayo de 2017.
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