La importancia del buen espacio público o, mejor, de la calidad de los parques y de las áreas de esparcimiento al aire libre, en una ciudad, parecen ser la fórmula perfecta, por no decir la ‘panacea’ a múltiples problemas como inseguridad, depresión, estrés, indiferencia, ansiedad y hasta soledad que actualmente se presentan en varias áreas urbanas del mundo.
De hecho, una investigación realizada por la Universidad de Exeter del Reino Unido demuestra que aquellas personas que pasan por lo menos dos días a la semana en contacto directo con la naturaleza o en parques bien equipados tienen la probabilidad de contar con buena salud y mejor bienestar sicológico; además de reducir el estrés, bajar el nivel de ansiedad y aumentar la productividad.
Pero también ayudan a mejorar la sana convivencia, la seguridad y permiten ser el punto de encuentro, con equidad, de toda la población. Sin dejar de mencionar que motivan al deporte y a las buenas acciones; y en los niños a tener menos posibilidades de déficit atencional o ser hiperactivos, según el área de Laboratorio de Paisaje y Salud Mental de la Universidad de Illinois.
Por todas estas y otras razones, la Organización Mundial de la Salud sostiene que cada habitante en una ciudad debe contar con, mínimo, nueve metros cuadrados de área verde; sin embargo, otros informes demuestran que en una gran parte de países se les presta poca atención a los parques o zonas naturales como símbolo de salud e inequidad.
Contrario a esto, Bogotá se ha convertido -durante los últimos años- en ejemplo en esta particular materia, en toda Latinoamérica. Lo cierto es que, de acuerdo con la última cifra de la Secretaría Distrital de Planeación, la ciudad tiene 11,30 metros cuadrados de zona verde por habitante, de los cuales los parques públicos aportan el 36%.
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