La investigación de Nerea Martín Fernández pretende enfocar con otro prisma las agresiones sexuales a las mujeres, ir más allá de la educación o la condición social y poner el acento en otros factores vinculados con el escenario en el que se produce el delito. La importancia del diseño urbano, calles, portales, zonas con más o menos arbolado o ambiente festivo se desgranan en un informe del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias de Comportamiento de la UPV.
- ¿Por qué analizar las agresiones sexuales desde un punto de vista urbanístico?
- Durante años las investigaciones referentes a los delitos de agresión sexual, y en general a la delincuencia, se han centrado en sus factores personales y sociales, dejando a un lado aquello que puede influir y que está relacionado con las situaciones en las que se cometen. Sin embargo, investigaciones más recientes ponen el acento en la influencia que pueden desempeñar las oportunidades que surgen en determinados escenarios para que el agresor cometa el delito.
- ¿Cambiar algunos ambientes puede ser decisivo para que se produzcan menos agresiones?
- En este trabajo he querido profundizar en el estudio de los aspectos ambientales que influyen en la conducta de agresión sexual, aquellos elementos externos a la persona que pueden facilitar la comisión de un delito que es uno de los más agudos tanto por el daño físico y psicológico que causa como porque socava de forma despiadada la dignidad de la víctima.
- El caso es eliminar en lo posible las oportunidades del agresor...
- Todos los delitos se producen debido a la existencia de una oportunidad para que se puedan llevar a cabo, pero desde la perspectiva teórica del 'delincuente racional' lo que defendemos es que, en el caso de la agresión sexual, el individuo motivado para cometer este delito se preocupa más que en otros por identificar el momento más propicio para su acto. Y ese es aquel en el que van a converger su víctima potencial, su blanco móvil, con unas determinadas coordenadas de espacio y tiempo que van a convertir un momento preciso y un lugar concreto en el escenario del crimen. Dicho de otra forma, en la ecuación que explica la toma de decisiones del agresor sexual, la oportunidad va a ser una variable ciertamente importante. Todos los delitos se producen por la existencia de una oportunidad, pero en el caso de las agresiones sexuales, este factor se acentúa aún más.
Continuar leyendo en El Diario Vasco