Optimizar y sacar el mayor rendimiento posible al espacio urbano es de vital importancia para las urbes del siglo XXI, en las que la especulación con suelo es ya una tónica. África no es una excepción, y dado las dinámicas de acaparamiento de tierras en las ciudades y un boom inmobiliario evidente, sectores como el de la agroalimentación se ven seriamente perjudicados.