Todas las ciudades tienen el derecho a ser bellas. El espacio público es la continuación de la casa de todos los habitantes. El espacio público conformado por senderos peatonales, calles, avenidas, periféricos, plazas, parques, bosques, lagos y playas en donde los seres humanos caminan, socializan, se manifiestan, se recrean, conviven y se realizan plenamente, pudiendo elevar su calidad de vida y su índice de felicidad.
Si dichos espacios públicos no están bien construidos, bien diseñados, limpios, manteniendo un buen equilibrio entre medio físico natural y medio físico construido, con buen mobiliario urbano, buenas banquetas, buen alumbrado público, eficiente transporte urbano, buena señalización y adecuada vegetación, se convierten en lugares inseguros, intransitables, llenos de basura y con una imagen urbana deplorable.
La mayoría de las ciudades cada día son más feas y monótonas, especialmente en sus periferias, trayendo consigo altos niveles de depresión y tensión social.
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